
lunes, 5 de noviembre de 2007
3D

sábado, 13 de octubre de 2007
Capicúa
Como todos los días estaba esperando el colectivo que me deja a seis cuadras de mi casa. Esta vez en la parada me tocó quedarme a solas con la portera de la escuela, la situación se estaba poniendo incomoda porque a pesar de no tener mucho de que hablar las circunstancias me obligaron a hacerlo. Por suerte llego mi 326 y la señora esperaba otro. Al subir lo primero que hice después de sacar las monedas fue ver si había un lugar libre, preferentemente uno de los individuales. Que individualista que me estoy haciendo, pensé, y resignado me senté en el único asiento vacio junto a la señora de auriculares. Siempre eran los mismos personajes: el colectivero amargado, el gordo que cada tanto cabeceaba, el del celular, la del pantalón ajustado, el que lee apuntes para la facu y entre ellos yo, todos sumergidos en nuestro mundo. Pero este día fue diferente, había una chica hermosa, con el uniforme de una escuela que desconozco, estaba sentada con la cabeza apoyada contra la ventana disfrutando del temblor del motor contra su cráneo, que afortunado, seguramente mi boleto era capicúa pero no pude verificarlo en el momento, mis ojos estaban clavados en ella. Ya me tenia que bajar aunque no quería, me sorprendió que se levanto al mismo tiempo que yo y bajo en mi misma parada. Una vez en tierra me hice el que me ataba los cordones así podía seguir mirándola de atrás. Cruzamos la avenida y mi cabeza se maravillo al pensar que podía vivir cerca. No la estaba siguiendo, yo iba para mi casa y sorprendentemente ella seguía el mismo camino. Quizás vivió toda su vida en mi barrio y yo nunca me di cuenta, me imagine centenares de historias, trate de recordar si la había visto antes, me hipnotizo su pelo, me enamore. Estábamos a dos cuadras de mi casa y la intriga me carcomía las entrañas, -¿A ver si es la novia de mi vecino y amigo Horacio? Entre ella y mis amigos la elijo a ella, ¿Y si es la hija del loco que se mudo hace poco?-. Llegamos a mi cuadra y le rogué a dios que no se tome otro colectivo en la parada de la esquina, me emocione bastante al ver que saco las llaves y más al ver que no entro en lo de Horacio y tampoco en lo del loco que se mudo hace poco. Para mi sorpresa, ¡Entró a mi casa!, apresure el paso, le grite y cuando llegue me cerro mi puerta en la cara, toque timbre varias veces y no me atendía nadie, al parecer no estaba mi familia. Saque mis llaves y ya no entraban en la cerradura, me las guarde en el bolsillo y me tope con el boleto, lo miré y no era capicúa.
miércoles, 10 de octubre de 2007
Se la dejo picando
En una de las primeras clases de fisica en la vida de Cacarulo® la profesora dicto un problema que proponia lo siguiente:
sábado, 1 de septiembre de 2007
Futuro imperfecto
domingo, 26 de agosto de 2007
ENEMIGO PÚBLICO
domingo, 12 de agosto de 2007
Esbozo ciclico de un infinito incomprensible
- Que linda es Filomena- piensa Pablo. En la carta veo papel, tinta y brillantina. Me acerco lo suficiente para ver que el papel esta hecho de millones de células de un árbol que murió a los cuarenta y ocho años. Sigo adentrándome el lo diminuto y veo que cada célula tiene una membrana plasmática, que linda membrana plasmática. Miro más de cerca y en la membrana plasmática viven miles de proteínas de diferente sexo, color y religión. Me fijo a más corta distancia y unos aminoácidos me saludan sonrientes, que lindos aminoácidos. Decido meterme mas en lo desconocido y me aproximo a un montón de átomos, ni siquiera el numero mas alto con nombre puede describir lo que veo. Todas las cosas más grandes ya no son visibles, estoy dentro de un aminoácido que esta en una proteína de una membrana de una célula de una carta. Veo los tres átomos del aminoácido y millones de átomos de otras cosas que parecen proyectarse hasta el infinito. Los científicos describen a los protones, neutrones y electrones como las partículas mas pequeñas e indivisibles, si es así y no lo inventaron todo para tratar de explicar que están cansados de rascarse la cabeza, en el próximo paso termina mi viaje. Miro mas de cerca, un átomo me llama la atención, en el centro hay una gran esfera llena de energía, alrededor de ella giran en redondel otras esferas mas pequeñas siguiendo una orbita y maravillado pienso en lo lindo que es el sistema solar. Una de las esferitas me llama la atención, que linda que es la tierra. Me acerco cada vez más y veo un continente, un país, una provincia, un barrio, una esquina, un Pablo y una Filomena. El joven le dio una carta a su amada pidiéndole perdón por tratarla mal y declarándole todo su amor. –Que linda es Filomena-piensa Pablo. ¡Por Dios que no rompa la carta!. Mientras la lee Filomena piensa:- Que lindo que es Pablo.
Que alivio.
sábado, 7 de julio de 2007
Represion
Un hombre normal se despierta como todos los días a la misma hora con la misma melodía monótona del mismo reloj despertador, se viste, va al baño,luego a la cocina, prepara una tostada con mermelada, le da de comer a su gato, hace un café con leche, come, va al baño, se saca todo rastro de sabor de sus muelas con la pasta dental, toma las llaves, sale. Sube al auto, como de costumbre la puerta no cierra en el primer intento, enciende el motor, toma por Sargento Cabral, dobla en Amuchástegui, entra en Juan B justo y le manda derecho hasta llegar a su fastidioso laburo en la burocracia. Trabaja, trabaja, trabaja, sale. Sube al auto y como de costumbre la puerta no cierra en el primer intento, enciende el motor, toma por Juan B justo derecho, luego por Amuchástegui y por ultimo Sargento Cabral hasta llegar a su casa donde hará las mismas varias cosas de siempre.
Al otro dia el mismo hombre normal se despierta como siempre a la misma hora con la misma melodía monótona del mismo reloj despertador, se viste, va al baño, después a la cocina, prepara una tostada con mermelada, le da de comer al gato, mira al animal entonces invadido por la duda y el asombro, cansado de la rutina, del sistema, de todo, se vuelve cuerdo por un rato. Se quita el cordón de un zapato y con él ata la tostada con el dulce para arriba en el lomo del asustado felino, lo levanta maravillado por encima de sus hombros y piensa: “Basta, estoy cansado de ser un mediocre, voy a acabar con todo esto, ¿El gato cae siempre de pie, la tostada del lado del dulce? ya veremos, lo voy a soltar y se va a producir una hecatombe, un cataclismo, una catástrofe.” Estaba convencido, lo iba a dejar caer hasta que un nuevo pensamiento lo hizo vacilar: “también puede que no pase nada y me sienta un perfecto imbécil”. Arrepentido baja al gato con cuidado, come la tostada, va al baño, se saca todo rastro de sabor de las muelas con la pasta dental, toma las llaves y sale directo a s fastidioso laburo en la burocracia.
sábado, 30 de junio de 2007
El loco de la mancha
En esa época donde uno podía ser salvado con un simple “pido”, donde uno jugaba sucio literalmente y no a la manera adulta, donde uno podía escaparse del mundo montado en la fantasía, en esa época lo conocí. No recuerdo su nombre, sé que vivía en Palermo pero se había mudado tres semanas a mi barrio porque estaban remodelando su verdadera casa. Todo lo que tenía era digno de envidia. Su casa lucia elegantemente cientos de ángulos rectos, su ropa, sus juguetes y su perro eran de marca, la rueda de su bicicleta siempre tenia todos los pelitos y su familia era perfecta, hermanos universitarios, abuelas costureras, padres trabajadores, eran los ingredientes suficientes para cocinar a un hombre rico. Como decía mi colectivero: “Una persona sin problemas, se los inventa” y eso mismo fue lo que hizo: se obsesiono con la mancha. Nos pasaba a buscar todos los mediodías para salir a jugar, no le gustaban las escondidas ni las bolitas, solo quería jugar a su juego con sus reglas y nosotros lo apoyábamos con la esperanza de que después nos invite a su hermosa casa. El que llevaba la “mancha” debía tocar a otro para librarse de la indeseada carga, en eso consistía el juego normal, pero luego su imaginación sobrepaso los límites de lo convencional dando lugar a la mancha parásito, la mancha juez, la mancha indiferencia, la mancha paciencia y el último de sus inventos: la mancha triunfal. No le gustaba ser el victimario, pero se sentía extasiado cuando le tocaba ser la victima. Entraba en la maravilla si en la mancha parasito debía sacarle la mayor cantidad de monedas al portador sin ser tocado, si era declarado culpable en la mancha juez, si debía hacer lo imposible para llamar la atención en la mancha indiferencia o si debía quedarse inmóvil y tener paciencia frente a las locuras que hacia el infectado para que pierda, pero no había nada mas extraordinario que ver como se alegraba cuando perdía en la mancha triunfal. Un día no vino, al otro tampoco, y así fue hasta que diez años después me lo encontré en los lagos de Palermo y lo invite a mi casa. Según lo que me contó su obsesión comenzó siendo un pequeño problema creado para romper un poco con la aburrida rutina de la perfección, pero con el tiempo la mancha fue la culpable de que sea lo que es en la actualidad. Aplico a su vida todo lo que aprendió de la mancha y hoy es un ser maligno e indecente. Tiene sida lo que no impide que practique el touch and go, tuvo muchos hijos pero solo uno fue reconocido y vive con el, mas bien dicho, sobrevive con el aprendiendo el perverso juego. Fue muy tonto de mi parte no preguntarle el nombre, recuerdo que a veces nos burlábamos de él poniéndole el apodo “Don Quijote” por ser el loco de la mancha.